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Ensoñación sobre Marruecos

No me resulta difícil describir mis imágenes y sueños sobre Marruecos. Forman un álbum que he ido creando a través de mi vida y experiencias.... comenzaron con sentimientos de raíces.  Desarrollar la creatividad personal a través de aquellas artes que por inmersas en mi cultura , me hacía considerarlas mías; como el baile,las palmadas, la música y toda creación manual estaba impregnada de arcos y arabescos junto a líneas sinuosas que al igual que el movimiento de caderas o los brazos hacia vibrar el alma y despertar la piel. Continuo al saberme diferente,forma de pensar y concebir la vida; el saber y la historia me dieron una visión que iba más allá del sentimiento. La comprensión llegó a formar parte de esa visión, un pueblo leído a través de innumerables libros, con orígenes orgullosos por las grandezas alcanzadas a la vez capaz de las mayores depravaciones con sus congéneres. Pueblo sustraído a instintos de hombre pero capaz de apreciar la mayor sutileza en el arte y los sentidos

Sueños cortos

Viaje de vuelta Viajo entre olivos de verde aceituna mezclados con el grisáceo humo de la hojarasca prendida. El cielo de color perla ahumada con sonrisas de azules, no me saluda, no me reconoce entre la niebla. Tierras de color arcilla con desteñidos lunares de pálida luna. Tierra negra de sangre vieja, líneas trazadas en valles, en montes y colinas, salpicada aquí y allá por flores de almendra amarga. El tiempo llevó al olvido y caprichosa se me antoja la tierra que advenediza olvida al hijo dejando crecer el musgo en su cuna. Soplos de sueños parecen los recuerdos entre las ramas secas, amapolas y tomillo, ecos de risa, sonrojos y suspiros que evocan otros días allí dormidos y hoy vuelvo a ver sus troncos leñosos y torcidos como queriendo ocultar los dolores sufridos por mi ausencia.
El comienzo..... Había  anochecido no hacía mucho, y la hora de acostarse estaba cerca. Así que podemos encontrar jugando en su cuarto a Esther y a Maite. Son dos hermanas que se parecen mucho, sobre todo en las ganas de reír y de jugar. Esther tiene cinco años y Maite nueve. Maite es rubia y su pelo es muy largo, algo ondulado pero suave como el de una preciosa muñeca, sus ojos son grandes y azules como los de su padre. Esther es morena y tiene también el pelo muy largo, sus ojos, igual de despiertos que los de Maite, son de color caramelo aunque como a su madre a veces se le ponen de un ligero color verde. Su mamá las peina cada día sus cabellos y hace que se sientan como unas princesas, porque para ella lo son.         Desde la cocina se oye a mamá:         _ ¡Vamos, a la cama! Esther acude corriendo en pijama y con su batita roja, que le da un aspecto de duendecillo.         _ ¿Te lavaste los dientes?         _ Sí mamá, pero la hermana aún no. Así que